Úteros artificiales para sustituir la gestación subrogada
El problema de la gestación subrogada, los también llamados vientres de alquilar, tiene una solución para los progresistas, ya que un grupo de científicos ha desarrollado con éxito un útero artificial capaz de desarrollar un embrión humano sin poner en peligro a ninguna mujer. Las implicaciones de este descubrimiento son enormes, pero en su mayoría son consideradas teóricas por los científicos que trabajan en este problema.
Durante el embarazo, el cerebro produce una alta concentración de una sustancia llamada esteroides neuroendocrinos. Al final del embarazo, estas sustancias endocrinas crean un desequilibrio hormonal que se conoce como la hipótesis del entorno materno.
La madre produce naturalmente menos sustancia llamada hormona antimulleriana, que producen, a largo plazo, problemas de salud de forma indirecta, que en la tercera edad se manifiesta en forma de artrosis, carencia de calcio e incluso podría incrementar el riesgo de cáncer de mama.
Igualdad laboral gracias a úteros artificiales
Con éstos úteros artificiales, la liberación de la mujer del yugo del embarazo está más próxima. Además, al no haber implicaciones físicas diferentes para padres y madres, no habrá más discriminación laboral en los centros de trabajo.
Por otro lado, hombres solteros y parejas de hombres homosexuales podrán tener hijos biológicos sin necesitar una mujer.
Riesgos de la proliferación del útero artificial
Entre las consecuencias negativas del uso del útero artificial, el problema ampliamente percibido de la transmisión de retrovirus se minimiza por el hecho de que los métodos reproductivos son totalmente diferentes.
Existe un grave peligro de que los retrovirus ingresen al útero e incluso al bebé, ya que las defensas del cuerpo de la madre son mucho más potentes de lo que estos úteros artificiales de momento pueden ofrecer.
Algunos partidos políticos pro católicos han lanzado la alarma alegando que el uso de úteros artificiales no es natural, el presidente de la conferencia episcopal ha advertido contra la controversia alimentada por los medios, y las instituciones académicas católicas han expresado su oposición a la práctica.
En 2003, los obispos condenaron la anticoncepción artificial. Los mismos obispos pidieron respeto por la vida durante el embarazo y el derecho de los hombres a usar anticonceptivos artificiales como una alternativa complementaria a la bendición de los úteros artificiales.
«La concepción juega un papel importante en el bien humano, pero es solo un medio para un fin: la salud plena».

Desde Roma han llegado reacciones directas del seno de la iglesia.
Durante una sesión de preguntas y respuestas en el centro de Roma, el arzobispo Georg Gänswein, de la diócesis católica de Olsztyn, dijo que cuando un embrión se implanta en el útero, «no puede considerarse una nueva vida humana».
«También es un comienzo de la existencia humana, pero es creado por los actos de la naturaleza en el sentido de que no fue creado a través del poder del Creador